viernes, 15 de noviembre de 2013


 FISIOPATOLOGÍA 
El tórax es una caja oseo cartilaginosa que contiene los órganos encargados de la respiración y circulación y que cubre parte de los órganos abdominales.
La caja torácica esta constituida por el esqueleto óseo ( columna  vertebral, costillas y esternón), y un conjunto de  músculos, que son los músculos del tronco, los músculos intercostales y el diafragma. Las paredes del tórax cumplen una doble función: por un lado protegen el contenido visceral, y por otro  intervienen de manera fundamental en la mecánica ventilatoria.
El contenido de la caja esta formado por una serie de órganos vitales para el organismo, como son, los órganos centrales del aparato respiratorio ( pulmones, pleura, vías respiratorias, traquea y bronquios), los órganos centrales del aparato circulatorio, ( corazón, pericardio y grandes vasos, como la aorta, venas cavas del sistema circulatorio sistémico o periférico y  vasos del sistema pulmonar), y el esófago y los grandes troncos nerviosos pertenecientes al sistema nervioso autónomo.
Para poder desempeñar la función ventilatoria, es fundamental que las paredes del  tórax tengan elasticidad y movilidad. En cada inspiración, la caja torácica aumenta de volumen, mientras que los pulmones, adheridos a ella por la pleura, se distienden para que penetre el aire dentro de sus alveolos. El proceso de la espiración es pasivo.
Cuando este equilibrio anatomofuncional se rompe por una fuerza traumática, la función ventilatoria se  trastorna y la fisiología cardiorrespiratoria se altera.


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